sábado, 2 de enero de 2010

Año nuevo.
Este fin de año no es como los demas. Ya que todos os empeñais en marcar la diferencia un 1 de enero, cuando en realidad debería marcarse en junio, empezaré a ponerme emotiva con excusas de sobra, y no solo por el mal tiempo que amenaza con estropear la noche, aunque nosotros, los gallegos, estamos acostumbrados a ello, ya sabeis, maloserá.
Este año, aunque mas bien a mediados, habrá un punto de inflexión en las vidas de todos aquellos que hemos compartido carrera. Una nueva generación de periodistas acecha al final de este curso. Y supongo también que escribir esto es una manera de expresarlo de forma que estaré segura de que todos me vais a entender. Porque ya se sabe que los de nuestra casta tenemos siempre los sentimientos a flor de piel, y esta es la mejor manera en que los que hemos elegido esta profesión sabemos sacarlos a relucir. Ya sea con el ordenador o con la pluma y el tintero en un pedazo de pergamino en tiempos en el que el lenguaje todavía comenzaba a desarrollarse.
Pero bueno, que aun no es momento de despedidas, y ya me veo yo, haciendo una montaña de este granito de arena, que sólo queria poner para que tengais en cuenta todo el empeño que sacaré de mi para que lo que nos queda de curso lo pasemos juntos y nos quedemos con ganas de seguir el camino juntos también. Porque para ser un buen periodista, ya sea reportero de guerra, columnista, dedicado al deporte, o crítico en vogue, primero hay que ser buena persona. Y vosotros os llevais ya la palma en ello. Este año, de propósito (sí, estoy haciendo un propósito por una vez en la vida): la carrera. Dentro de unos cuanto, TODOS a por el poolitzer.