Hace ya 118 días que te he dejado por
otra, que no duermo en tu cama, que me miro en el espejo de un baño
diferente al despertar. Ya no estás cuando abro la ventana para
airear mi habitación que huele aún a sueños con países lejanos; a
imaginar sin miedo, arropada en la almohada familiar.Te he cambiado por una más llena, más
grande, con más cultura. Tiene los labios rojos y lleva la falda muy
corta. Tú, conservadora y monótona, me seguías asfixiando. Aún
después de que el viento tuviera vía libre al haberte
derribado la muralla. Seguías siendo cárcel y libertad también.
Amor y odio.
Pero al cambiar de cama, sigo soñando
contigo. Y te lucho y me odias. Te añoro y te pienso fuerte. Y te
imagino con ese aire de indiferencia que llevas, el de aquel por
quien no pasa el tiempo.He subido por las faldas cortas y he
visto el gris cuando muere el rojo carmín.
Reconcíliame, acércate, abrázame el
corazón. Aquí, aún más al norte, hace mucho frío.