
La naturaleza también tiene mal humor. Pero no puedes enfadarte con la hierba cuando te sientas en ella y te responde tiñendo de verdín tus pantalones blancos, al igual que no puedes ponerle mala cara al mar cuando te moja, a pesar de tus intentos por saltar las olas.
Pero el del mar es un asunto a tratar con más delicadeza. Sabemos que de los cuatro elementos es el que más fascina al hombre, y aun asi, se muestra desagradecido cuando nos provoca más sed cuando queremos saciarla bebiendo de el. Por eso el ser humano no deja de admirarlo. Porque es parte de nuestra naturaleza querer lo que no podemos tener y conformarnos con ser espectadores, de un horizonte que ni la vista es capaz de alcanzar.
Pero te sientes tranquilo cuando ves el mar, lo hueles, o simplemente lo sientes cerca. Será que aunque nos empeñemos en negarlo, lo que impulsa nuestra existencia es pensar que hay un plus ultra, y que si se dejase descubrir, no quedarían más porqués y dejaríamos de tener sentido.
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