De las páginas en blanco de mis memorias futuras salen frases escondidas en el filo de sus hojas. Con las yemas de los dedos atravieso el libro que voy escribiendo con el tiempo como instrumento, la curiosidad como motor y las ganas como dirección a donde quieran llevarme.
El inconformismo como enemigo, la normalidad como opositor y la rutina como concepto a evadir, me llevan a pensar que no existe la felicidad como un todo absoluto. Pero sí como un algo relativo que nos hará ver al final del camino, que nos acompañó todo el tiempo a lo largo del mismo.
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