viernes, 12 de agosto de 2011

How can a sunny day be so sad?


Hoy, viendo un video de The Killers, me he acordado de Brighton. Supongo que principalmente por la apariencia de los componentes del grupo, enfundados en pantalones pitillo que desvelan su estilo. O su falta d el, porque cuando un inglés se viste por las mañanas, mete la mano en el armario sin encender antes la luz. Y recorren las calles con tutús color rosa y camisas rojas conjuntadas con zapatos azules.
Pero esta peculiar característica no hace daño a la vista. Al contrario, tiñe de colores el gris de las ciudades de este país al que el sol casi no alcanza.
Brighton es bohemio. A la gente no le importa el dinero, sólo quieren tocar.  Con sus guitarras a cuestas frecuentan los bares pidiendo unos minutos de atención. Y eso les llena.
Hasta los banqueros, con su imagen sobria y fría, miran por detrás de las cabinas suplicando auxilio. Y es que allí no hay cabida para la superficialidad. La gente solo quiere rock. Rock, y un abrigo para el invierno.
Desde luego fueron los meses más fríos de mi vida. Pero la gente seguía emanando rarezas. Chanclas con abrigos de visón y gente hablando sola, pensando en alto por la calle, todo alimentaba mi locura.
Y en medio de todo eso, Yo. Pero no mi Yo que se levanta por las mañanas para ir al gimnasio y trabaja de cosas que no le gustan para sacar dinero.
Mi yo que piensa en cosas que no interesan a nadie. El Yo que me gusta. El Yo que escribe.

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