He cambiado mi blog con la esperanza de que al tener un formato que me gusta más, me anime a escribir un poco más también, para sacar afuera las alegrías y ahogar las penas estando (todavía) sobria.
Me confunden los días ambiguos, ahora que los refranes han dejado de tener sentido con esto del calentamiento global. En abril, aguas mil, y sin embargo entra el sol por mi ventana. Pero yo ya tengo el sentimiento de lluvia acomodado por dentro, y este sol de primavera hace que me duela la cabeza.
Me acurruco en una manta, aunque ya no sé si tengo frío o calor, y pienso. Me pregunto si he cambiado, igual que el tiempo, si sigo llevando a cuestas el sentimiento de culpa por estar orgullosa de los pecados de los que no me arrepiento, o si me sigo queriendo como a nadie más. Egoísta, me concedo amnistía y libre, o quizá ya no tanto.
Tal vez siga llorando entre abrazos, o quizá el karma me dé una patada un día de estos. Pero hoy me he levantado y me he mirado al espejo. Qué sorpresa, sigo siendo yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario