lunes, 19 de abril de 2010

Vivir en la ciudad del mar

Significa saber lo que es que te entren ganas de acercarte hasta la playa aunque sea invierno. Y lo haces, porque sabes la sensación que da que te dé el viento en la cara y te despeine. Y que no te importe porque lo ondea a su antojo dejando en tu pelo un "dulce" olor a sal. Significa mirar al mar y preguntarse porqué es tan perfecta la linea que dibuja el horizonte, como si en los mismisimos origenes el pintor lo hubiese hecho con una regla y supiera además dar la sensación de profundidad entre las rocas.
Significa darse cuenta de lo pequeños que somos ante su inmensidad, lo frágiles ante sus olas, y te sientes pequeño incluso encima de la arena a la que baña.
Y te das cuenta de que quieres vivir ahí siempre, en esa relación de amor-odio que tienes con tu casa, porque cuando pasas tiempo fuera, al final sabes que tienes que volver, para que la ciudad del mar te traiga otra vez ese olor...

No hay comentarios: