Quiero escribir pero a veces creo no recordar cómo hacerlo. Me da la impresión de que las palabras sólo salen cuando llega la tristeza y hace ya un par de meses que no se pasa por aquí. Pero me sigo sintiendo difícil. Intento construir oraciones entre tantas idas y venidas de sentimientos ambiguos, de discusiones sin motivo y marejadas de carácter vacías de sentido. Altibajos que marean, siempre en círculo, vicioso, como viene siendo el aire últimamente. Y siempre girando alrededor del mismo punto. El punto en el que he fijado la mirada y ha cogido forma. O varias formas, porque nunca se define. Impredecible y espontáneo, no se sabe si es final o a parte, pero una cosa tengo clara, incondicional. Y tiene que serlo para estar en mi texto, algo complejo por querer contener las palabras que no se dicen pero que se camuflan entre abrazos. Son tan dulces sus sentencias, que hasta la oración más compleja está deseando terminar.
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