Que sorpresa verte, pasa,
volveremos al pasado. Hacia tiempo que no te veía... podemos, si
quieres, servirnos una copa de whisky con cola y hielo y dejar que
las emociones hablen porque yo, la verdad, no se muy bien por donde
empezar.
¿Recuerdas el ultimo
consejo que me diste? Que mirase a las dificultades a los ojos para
que sean ellas quienes escapasen de mi, que eso incomoda y tu ya
sabes que salgo victoriosa en las guerras de aguantar miradas, casi
siempre, eso si, mas por orgullo que por fuerza. Ganar es ganar de
todas maneras... supongo.
Bajas la mirada, no
pareces de acuerdo y no entiendo por que. Has llegado con la piel
dorada, el clima del sur te sienta bien. Primera copa, me cuentas que
te has casado. Lo había ya intuido por el anillo de oro de tu dedo
anular. Así que es rico, es dueño de cuatro empresas avaladas por
la propia monarquía, te sedujo con su buena educación, su manera de
actuar discreta y sus planes de futuro, con olor a perfume caro.
Sigues bebiendo, tu
sonrisa cada vez se atenúa un poco mas. Llega tarde, a veces no
llega y te quedas mirando el teléfono como si no sospechases que esa
noche no esta dedicada a ti. Llega un mensaje corto, sin vida,
muestra la desgana de quien lo escribe, alguien que mantiene su
cortesía por mandato de su ego pero desliza los dedos por el teclado
por simple responsabilidad: “Hoy salgo”.
A la tercera copa me
confiesas que sabes con quien, mas bien con quienes. Me dices que lo
ves dormirse con sus nombres en los labios, que las noches en que
llega tarde a casa no se acuesta a tu lado por no darte la razón. A
ti, que siempre le dijiste que las cosas que deseabas te destruirían
al final.
Suena de repente Bob Dylan
en la radio y te acuerdas de que un día pudiste ser capaz de
plasmar tu realidad con las manos. Dylan tocaba Mr Tambourine y
reconociste el sonido de algo en común al entrar en aquella nueva
realidad. Supongo que todavía no has podido salir. Olía a verano, a
toallas con salitre y a tabaco de liar. Lo recuerdas bien, no era
olor a perfume caro, te sentaste como quisiste aunque te advirtió
que debías ponerte el cinturón, solo para ir segura. No escuchaste
planes de futuro, ni actuó imitando a cualquier galán que intentara
impresionarte. Te buscabas, te llevo y te encontraste.
No quería hablarle de ello pero ya que has sacado el tema, buscare la manera de contarle -en forma de de historia, de la unica manera que se y sin molestar demasiado- que todavía me hablas como si fuera el quien hubiera puesto las estrellas en el cielo.
No quería hablarle de ello pero ya que has sacado el tema, buscare la manera de contarle -en forma de de historia, de la unica manera que se y sin molestar demasiado- que todavía me hablas como si fuera el quien hubiera puesto las estrellas en el cielo.
1 comentario:
Grande Sara! Mucha suerte en tu regreso. Sigue escribiendo cosas así, cuando te salgan. :**
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