sábado, 1 de febrero de 2014

"Nos gustan rubias y altas"

En medio de la nada, a 5 horas en bus de Oujda, la ciudad mejor comunicada de la Región Oriental, está Bouarfa.


Bouarfa parece, en principio, de ese tipo de ciudades que callan porque no tienen mucho que contar: habitantes enraizados por generaciones y sin más intenciones que la rutina diaria. Suele decirse que en la vida lo único que podemos dar por seguro es que el sol saldrá y volverá a ponerse, pero ese dicho no se aplica a donde yo me encuentro.
Camino por sus calles entre miradas voraces, como quien siente hambre por primera vez y no entiende aún de auto control. Y es que como a Bouarfa no llegan los turistas, una mujer occidental es caldo de cultivo para convertirse en portada de un periódico local que norm
almente no ofrece más que el informe sobre el jardín del vecino.
Cuando cae el sol, el color naranja de paredes, tejas y suelos, se funde con los últimos rayos de luz y toda la ciudad se tiñe color atardecer.
Al Magreb lo bautizaron así, crepúsculo, y no fue sin motivo. El primer anochecer debió caer aquí y contárselo luego al resto, porque ahora sé que los demás eran lo que el eco en mis oídos. Ensayos del sol para su muerte, cuya obra final se proyecta en Marruecos cada día a las 17:45.
Pero no toda la curiosidad que provocamos en los habitantes de Bouarfa conlleva un rechazo. El mismo dependiente que nos vendía una botella de agua por lo que se traduce en un euro, previa aprobación mediante un guiño del encargado, se esfuerza ahora en pronunciar desde lejos un enérgico “Salam!” para estar seguro de que hemos escuchado su saludo.
-Vas a dar clase de inglés a adolescentes-, me anunciaron hace un par de semanas. Y quise tirarme de los pelos de antemano pensando en la manera de lidiar con ellos.
Fui a la clase con un tema preparado para que no me pillaran de sorpresa: ¿es la televisión una influencia? Y de repente, me di de bruces con mis prejuicios e ideas anticipadas.
Los púberes rebeldes de mi imaginación, se convirtieron en chicos curiosos con pensamiento adulto. Me llevaron en volandas a través de una conversación sobre la globalización y el islam. - Ya que hablas de la influencia de la televisión, ¿creeis también en España que todos los musulmanes son terroristas?- Y la pregunta me abrió una puerta al entendimiento mutuo. Les hablé de la falta de fe, del vacío que a veces tenemos los que no creemos en nada, del miedo a lo desconocido y al choque entre culturas. Les dije incluso, que como en el islam, hay cristianos radicales y también simples creyentes.
El miedo que tenía antes de entrar se me fue cuando después de un rato me di cuenta de que pasaban 20 minutos de la hora en que debíamos terminar y estábamos sentados en corro, cada vez más cerca y la conversación había transcendido a lo personal entre los “no está bien besar a chicas en público o mostrar ganas de entrar en el juego”.
-¿A qué país irías primero?-
- A Suecia-
- ¿Por qué?
silencio y caras de pillería. - A ella puedes decírselo -, escuché por detrás.
- Nos gustan rubias y altas.

No hay comentarios: