sábado, 19 de julio de 2014

Literatura

“Para las chicas de pelo revuelto y corazones sedientos”, empieza el libro que estoy leyendo. Supongo que una siempre elige la literatura que más se le acerque al corazón, que siempre busca refugio y entendimiento en cualquier tipo de arte. Tan sediento lo tengo yo, que me he bebido hasta el agua del mar y ahora necesito novelas en cantidad doble.
Lo difícil es encontrar historias que sacien de verdad... sobretodo historias de amor en los tiempos del cólera y en los nuestros también. Ni yo soy Fermina Daza ni nadie será Florentino Ariza cuando se trate de esperar toda una vida entre idas y venidas... total para al final descubrir que tu país puedes llevarlo de la mano, que lo que cuenta es compartir billete o cargar la maleta con todo lo que no vaya a doler después al mencionarlo, para así no tener que salir corriendo de ti mismo, de todo aquello que te parecía un acierto y quizás lo era pero, al romper el saco, lo convertiste en error. Porque todo puede transformarse, hasta lo abstracto. La libertad que ayer era una simple decisión sin previa consulta hoy es una tarde de domingo en un sofá verde, algo mucho más frágil, mucho más susceptible de perderse, porque tu límite está donde empieza el de los demás y es ahí donde la libertad escapa a tu control.

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